¡Somos la generación de las listas “To-Do” y nos encanta!

Gabriela M
3 min readMay 17, 2023

Bueno, ojalá fuera tan sencillo como hacer una lista de compras para el supermercado, pero hemos llevado esto a un nivel completamente nuevo. Tenemos listas interminables de metas por lograr, listas de las empresas en las que queremos trabajar, listas de artículos de lujo que desearíamos comprar aunque no tengamos ni un centavo para comer. Y déjame decirte, no tenemos solo una lista, sino varias (aunque todas están incompletas, por supuesto). Estamos tan obsesionados con nuestros caprichos que terminamos sumergidos en un mar de listas que nos recuerdan constantemente que no hemos logrado todo lo que queremos. Y créeme, eso contribuye enormemente a nuestro perpetuo estado de ansiedad y depresión. ¿Te sientes identificado? ¡Bienvenidos, millennials!

Somos la generación de internet, esa en la que el wifi era solo un sueño, descargar una canción tardaba una eternidad y rogábamos que mamá colgara el teléfono para poder conectarnos a este nuevo mundo. Preferíamos socializar en LatinChat en lugar de salir a andar en bicicleta con nuestros amigos. Ahí están mis recuerdos, pero no tengo ni idea de cuándo nos convertimos en estas criaturas obsesionadas con ser workaholics y tener nuestra propia empresa para convertirnos en el próximo Richard Branson.

Nota de la autora: En nuestra época, el millonario más extravagante era el dueño de Virgin Records, el equivalente a Elon Musk en la actualidad.

Y luego llegaron las “To-Do List”. ¡Lo logramos! Fuimos tan exigentes con nosotros mismos que nuestro cerebro no pudo seguir el ritmo y necesitó una ayudita extra: hacer una lista. Luego convertimos esas listas en un tema profundo y diplomático sobre “Productividad”. Y como si eso no fuera suficiente, nos convencimos de que esas listas eran como el paracetamol para la “Procrastinación”.

Ahora que lo pienso, tal vez por eso sentimos cierta envidia hacia la generación Z. Para ellos, trabajar arduamente significa crear contenido que les genere dinero mientras se divierten. Y si no les divierte, simplemente renuncian. Mientras tanto, para un millennial, renunciar significa poner fin a los dos pasos que dimos hacia la gloria. Aunque todavía nos faltan un trillón de pasos, esos dos pasos nos dieron ilusiones y sueños que no estamos dispuestos a abandonar. Y el hecho de no querer soltarlos nos causa un trauma.

Es imposible (a nuestra edad) pedirle al cerebro que recuerde absolutamente todo lo que queremos hacer en un día. Somos esa generación que optimiza el tiempo para estar siempre ocupados. Encontramos formas de tener comida rápida para tener más tiempo para trabajar en nuestro crecimiento profesional. Descubrimos una forma más rápida y eficiente de tener citas (¡Hola, Tinder!). Encontramos una forma más rápida de conectarnos con nuestros amigos y familiares a través de WhatsApp. Y así sucesivamente. Todo lo que hemos desarrollado ha sido para optimizar nuestro día y tener más tiempo para estar atrapados en un ciclo eterno de multitarea, mientras nuestro cuerpo nos grita a diario: “¡Cálmate, por el amor de Dios!”

¿Y a dónde nos ha llevado esta mentalidad de no parar? ¿Qué hemos logrado realmente al completar todas las listas que nos hemos inventado?La cuarentena nos enseñó la importancia de parar. Y creo que es hora de reservar tiempo para eso en nuestra agenda diaria y disfrutarlo. Ya superamos el miedo al aislamiento, así que dejemos de temerle a la soledad.

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Gabriela M

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